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Foto mía. |
O vinteoito de abril foi un día raro, houbo un apagón en case todo o país, había moito caos e incertidume. O apagón produciuse ás doce e
media do mediodía mais ou menos. Todo o día estivemos sen luz.
Empezamos a cear antes de que chegara a noite, ceamos cousas que non houbera que cociñar.
Ao rematar de cear xa estabamos ás escuras, meu pai e o meu
irmán fóronse ás habitacións, miña nai, a gata e mais eu estabamos deitadas
no sofá mirando as velas acendidas que había na mesa.
A gata case non deixaba de mirar as velas, tiña os ollos moi abertos, como se estivera hipnotizada, a gata nunca tal cousa vira.
Ao cabo dun intre, a miña nai decidiu irse á cama, eu tamén decidín facelo.
Ás cinco da maña espertei con ganas de ir ao baño, decidín acender a luz por se volvera, comprobei que sí había luz, sentín alegría e alivio. Ao volver do baño, puxen o móbil a cargar, que case non tiña batería, e volvínme a deitar.
Pola mañá, levantéime con alegría, comprobei que o móbil estaba cargado, todo volvera á normalidade.
FIN
El veintiocho de abril
fue un día raro, hubo un apagón en casi todo el país, había mucho caos e incertidumbre. El apagón se produjo a las doce
y media del mediodía más o menos. Todo el día estuvimos sin luz.
Empezamos a cenar antes de que llegara la noche, cenamos cosas que no hubiera que cocinar.
Al acabar de cenar ya estábamos a oscuras, mi padre y mi
hermano se fueron a las habitaciones, mi madre, la gata y yo estábamos
tumbadas en el sofá mirando las velas encendidas que había en la mesa.
La
gata casi no dejaba de mirar las velas, tenía los ojos muy abiertos, como
si estuviera hipnotizada, la gata nunca tal cosa viera.
Al cabo de un rato mi madre decidió irse a la cama, yo también decidí hacerlo.
A las cinco de la mañana me desperté con ganas de ir al baño, decidí encender la luz por si había vuelto, comprobé que sí había luz, sentí alegría y alivio. Al volver del baño puse el móvil a cargar, que casi no tenía batería, y me volví a acostar.
Por la mañana, me levanté con alegría, comprobé que el móvil estaba cargado, todo había vuelto a la normalidad.
FIN
Hola, Ángela, menos mal que solo duró unas horas el apagón, llega a durar más y no sé yo si lo contaríamos así tan normal...
ResponderEliminarUn abrazo. 🤗
Sí, menos mal.
EliminarHola, Ánxela.
ResponderEliminarSon muchas las raras experiencias que estamos viviendo en este siglo. ¿Qué nos quedará por ver?
Seguro que tu gata estaba viendo cosas en las velas. 😉😅
¡Toquemos madera!
Muchas gracias por tu participación.
Abrazo Grande.
De nada.
EliminarQué texto tan sencillo y conmovedor. Es como un pequeño diario que captura un día inusual con una mirada íntima y cercana. Me encanta cómo describes el caos del apagón nacional del 28 de abril, pero lo haces desde una perspectiva cotidiana, centrándote en los detalles simples de la vida familiar. La imagen de la cena temprana con comida fría, para evitar la oscuridad, y luego todos reunidos en el sofá con las velas, es cálida y evocadora. El detalle de la gata hipnotizada por las llamas, con los ojos muy abiertos, es adorable. La decisión de irte a la cama, el alivio al descubrir que la luz volvió a las cinco de la mañana, y la alegría de ver el móvil cargado por la mañana, reflejan emociones universales. ¡Gracias por compartir esta instantánea tan auténtica!
ResponderEliminarEse día cenamos a las nueve, igual que todos los días, pero aún había algo de luz natural. Gracias por tu comentario.
EliminarHola Ángela, dentro de lo malo, el apagón no se alargó demasiado, pero da pavor ver lo dependientes que somos de la electricidad. Angustia por no poder comunicarte con los seres queridos. Fue bastante raro todo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sí, fue muy raro.
EliminarLa verdad es que fue un día extraño y creo que pudimos valorar la dependencia que todos tenemos de la electricidad. Menos mal que duró poco. Saludos!
ResponderEliminarPues sí, menos mal.
EliminarMe gustó, porque no buscas generar tensión ni dramatismo, sino transmitir una experiencia real con un tono íntimo y cercano, con la sencillez de la narración que refuerza la autenticidad del momento vivido, logras capturar la sensación de incertidumbre y alivio tras un evento inesperado. Abrazos desde Venezuela
ResponderEliminarMuchas gracias por tu bonito comentario.
EliminarHola Ánxela
ResponderEliminarUn día extraño para ser recordado y empezar a dar valor a las pequeñas cosas que no valoramos hasta que las perdemos. ¡Ojalá sirva para reflexionar sobre todo lo que disfrutamos sin pensar que un día pueden no estar ahí!
Un saludo
Marlen
Pues sí. Gracias por comentar.
EliminarHola Ánxela,
ResponderEliminarTu texto refleja muy bien lo que muchos sentimos ese día: la extrañeza de lo cotidiano interrumpido, ese pequeño sobresalto que al final se convierte en alivio cuando todo vuelve a la normalidad. No hace falta adornarlo más: a veces lo que queda es justo eso, una escena que, contada con honestidad, nos conecta con experiencias compartidas.
Gracias por traerlo así, sin dramatismo pero con verdad.
¡Un abrazo, compañera!
Muchas gracias.
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